viernes, 6 de marzo de 2020

Football bikini: las jugadoras (6)





Football bikini: las jugadoras (6)





El 60% de las jugadoras de football bikini creen que el gobierno (estatal, federal o local) debería estar apoyando a esta disciplina. 







Es un hecho que este gobierno no tiene una política sobre el deporte. Lo único que tiene son declaraciones: “se apoyará a todos los deportes”, “se apoyará a las escuelas”, etc., etc. Esto no sirve de nada. Esto no indica qué se hará, qué plan se tiene.

Los hechos hablan por si mismos: a los jugadores ganadores de los Panamericanos se le promete o que salga de la venta de una residencia. Pero el año que entra, pero para el entrenamiento de todo el año que viene, ¿para eso qué? ¿Y si la residencia no se hubiera vendido?

En cambio, esta misma semana nos enteramos que la Formula 1 se queda en México porque empresarios pusieron los recursos.

Yo creo que las jugadoras, como la mayoría de los mexicanos, esperan demasiado del gobierno. De un gobierno que no sabe cosas.

Creo que se pueden hacer dos cosas.

Se puede intentar hablar con los responsables en el gobierno, informarlos, enterarlo, hablar con ello para que actúen de otra manera.

O se puede confiar en la propia organización para avanzar en los proyectos y metas.

De hecho esto es lo que pasa en el football bikini.

Al football bikini lo mueven las y los empresarios. Así nació en los EU y aquí.

El football bikini es una empresa. No nació en una escuela, o en un deportivo, o en una institución de salud, o en una institución educativa.

Nació como los automóviles. O como el jazz. O como el rock. O como lo cupcakes y las manteconchas. O como YouTube. O como los blogs. O como los blogueros. O como el iphone. O como Wattpad.

Los empresarios quieren cambiar al mundo. Hay una creencia falaz que dice que los empresarios sólo quieren ganar dinero. Un ladrón sólo quiere ganar dinero, tanto que no le importa dañar para obtenerlo. Y si los empresarios sólo quisieran ganar dinero no se arriesgarían por lo nuevo precisamente porque lo nuevo no es seguro.

Lo que lo pone a trabajar no es el dinero sino la visión que tiene. Porque apostar por una novedad es arriesgarse mucho. Mucho más en una sociedad conservadora como lo es la mexicana. Ponerle tanta confianza al futuro es de alguna manera, romántico.

Yo creo que a todos nos conviene ser más románticos.





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