viernes, 6 de marzo de 2020

Football bikini: las jugadoras (9)



Football bikini: las jugadoras (9)




El sábado salí. Me puse un traje gris con una corbata de moda con diseños prehispánicos. Lucía muy bien.

Y me fui al Chopo. A comprar discos y CD’s de rock punk y de rock metal.

Toda la gente volteaba a verme. Escuché algunas risas a mis espaldas. A los pocos pasos alguien me chifló.

¿Por qué? ¿Qué no iba bien vestido?


Ay, los tatuajes…


Hace ocho años hubo una polémica sobre tatuajes en la CDMX (1). Un grupo de activistas buscaron crear una legislación para que las empresas no negaran trabajos a personas que usan tatuajes. Todos conocemos la situación: una persona joven (de menos de treinta) pide un trabajo y en la solicitud se le pregunta que si tiene tatuajes. Luego al negársele la vacante se le explica que la empresa no emplea a personas con tatuajes.

Las objeciones eran obvias: el tatuaje no implica nada sobre la capacidad profesional de las personas. No la hace más o menos madrugadora. O más o menos responsable.

Pero tuvo que cambiarse la legislación laboral para que las personas tatuadas no tuvieran más obstáculos al buscar empleo.

El tema de los tatuajes de plano tuvo que subirse al Congreso de la Unión (como si no hubiera temas más importantes) para que las empresas no pusieran esa objeción a los trabajadores.

Luego, conforme pasaron los años, el uso de tatuajes se ha vuelto más y más común.

Hoy es muy normal encontrar médicos, maestro, entrenadores, contadores, dentistas que usan tatuajes. Cualquiera que conozca personas que estén cursando su carrera universitaria sabe que en cosa de dos años, de sólo dos años habrá miles, miles de profesionistas llenos de tatuajes. Las posibilidades de que en dos años te atienda un dentista con tatuajes son muy, muy altas. En brazos, piernas, rostro, cuello. Desde pequeñas señales hasta lienzos del tamaño de su espalda.

Hoy es obvio que no sólo personas involucradas en la delincuencia usan tatuajes (que las hay), o que personas que usan drogas usan tatuajes (que las hay). Quizás en unos años los tatuajes sean relacionados con profesionistas y ya no con delincuente. Después de todo los tatuajes pueden ser muy caros. 

 ¿Las personas se expresan usando tatuajes, o las personas son interpretadas en sus tatuajes?

¿Los tatuajes expresan lo que eres? ¿O las personas creen cosas de ti por los tatuajes que usas?

¿Los tatuajes te revelan, o los tatuajes te ocultan detrás de los prejuicios de las personas que te miran?

Códigos vs. Criterios


Hay criterios de vestimenta muy claros. Los bomberos deben ir vestidos de cierta manera. Los médicos deben ir vestidos de cierta manera: con zapatos cómodos, con ropa holgada y ligera, casi como pijamas. El cabello debe ir corto o recogido. Van a estar horas en un trabajo muy, muy rudo y más vale, más no vale a todos que se sientan cómodos. Por años los médicos usaban corbatas. Hoy aceptamos que no las usen. Trabajan mejor usando ese nuevo uniforme.

Los códigos son distintos a los criterios.

Los criterios tienen qué ver con que la ropa sirva al tipo de faenas, de actividades que se desarrollen en ese trabajo: cargar cosas pesadas, estar en contacto con infecciones, soportar altas temperaturas, soportar temperaturas bajas, camuflarse, estar en lugares muy sucios, estar en contacto con sustancias peligrosas…

Los códigos tienen qué ver con “verse bien”, con “verse serios”, con “verse formal” a las personas en ese trabajo.

No hay mucho problema en darnos cuenta de cómo debe vestir alguien para hacer ciertas faenas, para ciertas labores.

Es muy, muy difícil ponerse de acuerdo en cómo alguien “se ve serio”, en cómo alguien “se ve formal”. En cómo alguien se ve “responsable”.

Si quieres que las personas confíen en ti es más fácil si respondes a sus prejuicios. Si te ves como ellos confiarán en ti. Si te pareces a ellos confiará en ti. Todos funcionamos así. Confiamos más en las personas que se parecen a nosotros, y menos en las que no.

Ay, el bikini…


Que centenas de mujeres (sólo en México, en el mundo hay más centenas) se organicen para jugar una versión de football americano usando un uniforme de bikini ha causado escándalo. Se les descalifica: “no es football americano real”, “sólo es exhibicionismo”.

No es football americano: es una versión. Hay que conocer mejor qué clase de versión es, hay que conocer qué habilidades distintas demanda esa nueva versión.

Cuando alguien dice que esta versión de un deporte viejo es “exhibicionismo” no dice nada del deporte, sino de sus prejuicios: de lo que esa persona cree.

No dice nada de lo que este nuevo deporte es.

Es normal que algunas personas vean “inadecuado” el bikini en el football americano porque esa ropa no es la ropa normal del deporte, a la que están acostumbradas.  

Pero no hay una ropa “normal” para un deporte nuevo. Porque es nuevo.

El football bikini aún no habla. Aún no toma la palabra. Así que deja que en su lugar hablen los prejuicios de las personas.

Hay que cambiar eso.


NOTAS:
(1)    Gaceta Parlamentaria, Número 3248-VII, martes 26 de abril de 2011 / Buscan acabar con discriminación a personas tatuadas. 2014

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